jueves, 6 de septiembre de 2012

Desarrollo fisiológico y emocional canino I.


En esta nueva entrega del blog BEHAVET vamos a referirnos al desarrollo fisiológico y emocional del perro. Después de haber visto el periodo de socialización, sus cuatro etapas, los periodos de tiempo en que se ocurren y los cambios que se producen en ellas a nivel comportamental vamos a ver el desarrollo fisiológico de los perros domésticos.

El desarrollo fisiológico del perro comienza por los órganos de los sentidos.

La visión tiene una función muy importante. Compuesta de dos sistemas uno para identificar las formas, magnocelular, y otro para los detalles y la visión cromática, parvocelular. Este es exclusivo de los primates. En la retina están los conos para la visión en colores y detalles, y los bastones para intensidad de luz y movimientos. Los perros tienen menos conos que los hombres, pero poseen una estructura, el Tapetum lucidum, que hace aumentar la sensibilidad a la luz y le da a los perros un color brillante a sus ojos cuando se iluminan en la oscuridad. El perro ve mejor con poca luz que el hombre por el fenómeno de convergencia, el perro tiene más células fotorreceptoras por célula ganglionar, y detecta mejor el movimiento. Los perros son miopes, tienen dificultad para ver objetos de cerca. Respecto a los colores distinguen el azul del amarillo, y el resto de los colores los perciben como tonos de éstos.

 

El oído del perro es más sensible a los ruidos de alta frecuencia. Además tiene la capacidad para mover los pabellones auriculares y orientarlos para localizar el sonido.
Las señales de comunicación oral en el perro son:

·   El ladrido: hay diferentes tipos de ladrido, cuando el perro se queda solo en casa, cuando hay intrusos en la casa, el ladrido es distinto si son humanos o caninos. El ladrido ha sido seleccionado en la domesticación del perro para la detección de intrusos, pero la respuesta es más alta hacia los perros que hacia los humanos y esto en un ámbito humano es un problema.

·   El llanto o aullido: el llanto es un comportamiento et-epimelético de solicitud de atención, de los cachorros para comunicarse con la madre. En un perro adulto es señal de dolor o frustración.

·   El gruñido: es una señal de atención ante una posible respuesta de agresividad.
 
 

El olfato del perro es extraordinariamente sensible, por normal general es más sensible que el del hombre, pero esa capacidad también depende del tipo de sustancia. En la capacidad olfativa del perro también influye su conformación anatómica que hace que el aire inspirado se dirija más directamente a la mucosa olfatoria que en el caso del hombre. El olfato del perro está formado por diversas estructuras entre las que se encuentra el bulbo olfatorio y la amígdala. En ésta se generan los mecanismos neuroendocrinos para el reconocimiento individual, la conducta agresiva, la conducta sexual, la conducta maternal y la conducta de alimentación.
 

El perro es capaz de apreciar una pequeña diferencia entre la intensidad del olor de varias huellas consecutivas y establecer un sentido de la marcha.

Otra característica peculiar del olfato del perro es el órgano vomeronasal u órgano de Jacobson. Esta en una estructura que se encuentra a los lados del septo nasal y comunica con la cavidad oral a través de los conductos incisivos. Mediante un movimiento de lengua dirigida hacia el cielo del paladar, “tonguing” el perro no solo huele los olores sino que parece que los saborea. Este comportamiento tiene que ver con la conducta sexual y social.
 

En el comportamiento del perro y en relación directa con el órgano del olfato encontramos unas sustancias denominadas feromonas. Las feromonas son sustancias químicas emitidas al exterior por un animal y con efectos sobre otro animal receptor. Tienen influencia en la conducta sexual y el marcaje territorial. La orina y el exudado vaginal contienen feromonas, la piel de la cabeza, la zona perianal y el perineo, tienen que ver con la comunicación olfativa y el reconocimiento individual. Con la defecación se eliminan secreciones de los sacos anales que también contienen feromonas. La glándula supracaudal y las glándulas de los espacios interdigitales emiten feromonas, éstas últimas cuando el animal araña el suelo tras defecar.

La secreción de los oídos también se cree que tienen una función de identificación individual, la olfacción de las orejas de otro perro es un comportamiento de saludo común de los perros.

El sentido del gusto del perro posee receptores en la lengua, paredes de la cavidad bucal, labios, faringe y laringe. Esos receptores están conectados a los nervios vago, glosofaríngeo y trigémino. Los principales receptores son de tipo A, sabores dulces, B ácido. No hay receptores para la sal. A los perros se les pueden considerar "golosos" por su inclinación hacia los sabores dulces y con el consiguiente riesgo de obesidad canina, condición bastante habitual en los perros de compañía.

El tacto está controlado por mecanorreceptores que se encuentran en los folículos de los pelos táctiles, en 5 zonas de la cara, que dan información sobre la presencia de objetos cercanos, coordinación de los movimientos de la boca, protección frente a agresiones oculares.
 

Se ha visto que las caricias tienen un efecto calmante, disminuyen la frecuencia cardiaca y la concentración plasmática de cortisol en el perro. Los mismos efectos se han visto en la persona que acaricia.
 
En una próxima entrada veremos como se desarrolla la conducta, como parte del desarrollo fisiológico y emocional del perro.